el bosque del poema

la poesia debe estar siempre en la mano de los que la sienten, y en el futuro de los que no.

Fin

por fin mi corazón descansa tendido en una cuerda.
nada se ve sobre el horizonte; sólo paz.
de nada habría servido bifurcar ese camino.
pero no quiero despedirme con lágrimas,
ni con viento, ni con música de fondo.
te diré adiós con un gracias en la mano.
y un nunca en el corazón.
vuela todo lo alto que puedas,
yo te enseñé a volar,
sonríele de nuevo al mudo,
pues yo volaré también,
entre hojas de invierno,
y flores de primavera,
pero sabes que volaré,
y volveré a soñar,
y seguiré a delante
siempre...
...como al final

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