el bosque del poema

la poesia debe estar siempre en la mano de los que la sienten, y en el futuro de los que no.

Siento

Hace un rato que llegué a mi cueva de hielo;a mi área de tranquilidad, mi pequeño mundo en el que sólo existo yo.
Me he sentado frente a mi ordenador, he puesto mi esencia de lila y a Beethoven seguido del Requiem de Mozart, y el concierto de Grieg.
He respirado profundamente por segunda vez en el día y me he dejado llevar por mi.
He dejado que mi mente vague por mis adentros.
Algunos minutos después de dejar la mente en blanco, empiezo a dar una vuelta por mi pasado más cercano.
Me doy cuenta del progreso de mi vida;
antes a la deriva, siempre por un mismo camino... ahora ni siquiera cuando camino todas las mañanas a la misma dirección, voy por el camino ya marcado.
Descubro también que a veces oteo sentimiento ajenos con mis ojos y rozo constantemente la línea entre la implicación y el simple desahogo.
Elucubro sobre lo que experimento día a día; la soledad, la multitud, la aceptación, el sentirte fuera de lugar e ignorada, entre la comprensión a veces de quien casi no te conoce y la incomprensión,entre una mirada que lo dice todo y una que no dice nada.
Y por fin comprobé que siento. Y que sea el sentimiento que sea, adoro sentir, porque sin mis sentimiento tanto buenos como malos, yo no sería yo.
Puede que cambien las personas o los motivos, pero al fin y al cabo los sentimientos serán parecidos.

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