el bosque del poema

la poesia debe estar siempre en la mano de los que la sienten, y en el futuro de los que no.

Cristal

Mi dulce sangre derramada en un vaso que gota a gota se va llenando.
Sed de sangre y agua.
Pero soy de cristal, aunque por fuera parezca recubierta de piedra.
Y cada gota de sangre que se escapa de este transparente recipiente, quema.
Y cada vez que llueve, y se desangra también mi alma, deja de doler.

Porque soy de cristal  y aunque este cristal no se rompe, a veces se resquebraja dejando escapar parte de mi alma. 
 

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