el bosque del poema

la poesia debe estar siempre en la mano de los que la sienten, y en el futuro de los que no.

El otro lado de la puerta

-Toc toc.
-¿Quién es?
- El destino.
- Pasa, pasa, que te estaba esperando.
Y mientras tanto dejemos que pasen las horas entre cigarrillos y versos.
Un alma, dos almas, una canción, dos, tres...
Y siguen fluyendo los versos en común de dos vidas diferentes.
- ¿Quién me dijiste que eras?
- La casualidad.
Que bien te estaba esperando, siéntate y ponte cómoda que me da la sensación de que nos quedan muchas horas por delante para que la casualidad deje de ser tan extraña, mientras tanto, que tal un té y otro cigarro.

Recuerda, la puerta está abierta siempre a la espera de una nueva coincidencia.

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