el bosque del poema

la poesia debe estar siempre en la mano de los que la sienten, y en el futuro de los que no.

Fénix

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¿Quién necesita principios  cuando se trata de supervivencia?
Tratamos de esconder nuestro verdadero ser tras máscaras con nombres como la honradez, honestidad, fidelidad…  falacias de nosotros mismos al fin y al cabo.
Se nace con una forma de ser impresa en nuestro ADN y por mucho que intentemos cambiar, lo más cerca que estamos de algo un poco mejor de nosotros mismos en puliendo pequeños detalles forjados a base de acostumbrarnos al nuevo rol de vida. Pero  nada más lejos de la realidad.
Mentira;
Quien mintió desde la cuna, no deja de mentir de una día para otro, simplemente aprende a camuflarlo, matiza su “don” hasta que llega a ser imperceptible ante los ojos de los demás.
Tacañería;
Estos sujetos no dejan jamás de querer más para ellos mismos. Si nos parece que si generosidad se desborda, quizás sea porque detrás de esta glamurosa actuación, realmente ansíen otra cosa, inmedible a nivel tangible (prestigio, poder, aceptación).

Infidelidad;
Tema delicado dónde los haya, pues en este caso, si no vuelven a serlo en la práctica,  su mente ebullirá de pensamientos impuros que desembocarán en una infatigable actividad entre su mano y si mente.

Miedo:
Es irreal pensar que el cobarde tornó en valiente a la velocidad del rayo, simplemente,  puede que su miedo a la reacción pública se encargue de realizar por el alguna proeza. Aun así seguirán temiéndose  a si mismos más que a otra cosa en el mundo.  

Pero hay un tipo de miedo que supera los demás;
Miedo al dolor;
Las personas que sufren de miedo al dolor, están marcadas de por vida. Y no me refiero a un dolor físico, sino al dolor que se siente con un no, con una mala obra o con un dolor  intenso en el corazón, manifestación de habérsele entregado a alguien que lo ha destruido.
Me detendré un poco más en describir  a estas pobres víctimas de si mismas, que jamás gozarán de verdad.
Hay dos tipos de personas;
Las que intentan distanciarse de la humanidad dando un trato infra humano a los demás, procuran engrandecerse a si mismos a costa de humillar a los demás. Se divierten haciendo verdaderas gymcanas  socio-personales con las personas de su alrededor.  Y el único momento de disfrute en sus vidas es al ver los destrozos que colman su alrededor.

Y los que entregan apasionadamente cada segundo de su vida por el resto, haciéndolos sentir especiales, procurando alagarles, pero eso sí sin implicarse emocionalmente, parece que si, pero muy lejos  ese gesto desinteresado y apasionado,  se esa persona que jamás pondrá realmente sus carnes en el asador por nada, ya sea pareja, trabajo, estudios, amigos… Puede parecer que hacen  verdaderas locuras por los demás pero al final, cuando ven en peligro su integridad sentimental o intuyen comenzar a implicarse en algún asunto, estas personas desaparecen dejando tras de sí una espesa niebla que rezuma astucia.  Hay que tener verdadero cuidado con estos individuos, pues el nivel de adictiva adrenalina que causan en los demás al mostrarles ese lado ficticio de entrega  puede llegar a producir insomnio, dolores de cabeza, angustia, dolores de corazón y depresión. Pueden confundirse con personas de escasa maduración, con niños, con dementes, dar la sensación de que realmente no saben lo que quieren, pero en realidad son unos de los más peligrosos sociópatas, que buscan desesperadamente algo o alguien donde agarrarse hasta el momento en que les vuelva a entrar el miedo.

Realmente, estas personas son sus propias víctimas, pues a diferencia de los anteriores, los cuales adquieren un verdadero subidón de testosterona, estos jamás llegan a disfrutar de absolutamente nada en su vida pues ellos mismos se encargan de destruir sus ilusiones milisegundos antes de que estas se den por satisfechas.
Esto no quiere decir que todos tengamos que ser malos, es simplemente cuestión de grados. Y aún los malos tiene lados muy positivos.

Podemos torturarnos procurando darle a entender a la gente que hemos cambiado, Pero al final siempre acabamos siendo quienes somos.
 La única manera de acabar con ese pedacito de nitroglicerina que se alberga en nuestro interior es matarnos a nosotros mismo y  resurgir de nuestras cenizas.  Y sólo el amor es el arma perfecta que consigue deshidratar nuestros miedos. Pero para ello es necesario dejarse amar.

2 comentarios:

Durante muchos años he tenido miedo al dolor, e incluso ahora creo que lo sigo teniendo...es cierto que una persona desde que nace tiene una determinada forma de ser, pero también es posible cambiar...claro que la única manera de conseguirlo es hacerlo desde una manera mucho más profunda. Descubrir, un buen día que quizás estuviste equivocado, o darte cuenta de que te has estado engañando a tí mismo desde siempre. El ser humano es muy RARO, hay gente que desde pequeña demuestra cómo es, y los que son de una manera específica y no lo demuestran hasta pasados muchos años.
-Cuánto ha cambiado Fulanito-solemos decir. Y no es así. Fulanito siempre ha sido así. Y siempre lo será xD

Muy MUY MUY buena entrada :)

 

Aunque hay puntos en los que coincido, voy a criticar un poco algo sobre lo que discrepo, y es esa clasificación. Etiquetas, etiquetas, etiquetas... Las etiquetas son odiosas, cada uno tiene una forma de miedo diferente.

El ADN, como bien dices, es una marca, una marca con la que nacemos, y esa marca siempre es diferente. Cómo nos rascamos la nariz, o cómo apartamos el pelo cuando nos molesta... todo está en el ADN (con un importante efecto ambiental, sí, pero la base está ahí). Esa marca, me atrevería a decir que es nuestro sello que nos hace únicos, porque más allá de eso, no tenemos nada.

Yo tengo miedo al dolor, porque ese miedo es el miedo más primitivo que existe, mucho más que el miedo a la muerte o a la soledad, y el que aún tengamos rastros de algo tan innato en la raza, significa que no hemos perdido el instinto del todo. Y no, yo no soy ni de una manera ni de otra. Mi miedo al dolor, es mi miedo al dolor.

De hecho, me das la razón cuando dices que no cambiamos, que uno siempre es como es, y volveré a recurrir a los ácidos desoxirribonucleicos, nuestra firma que conlleva, un miedo personal.

El amor como herramienta contra el miedo no me convence, siendo realista creo que en ese campo cosas más terrenales como aka47 y un buen martillo serían de más ayuda.

Aclaro que no voy a seguir discutiendo, y para que veas mi firma reflejada en este comentario, te diré que Fénix lleva tilde :p

Un saludo!

 

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