el bosque del poema

la poesia debe estar siempre en la mano de los que la sienten, y en el futuro de los que no.

Desmán

Atesorada inclemencia verbal
que te atenúas fatídicamente
con el paso de las horas.
Desvencijando los delirios febriles
de alguna noche en vela.
Acalorando evanescentes
ensueños pasajeros,
que se disuelven
en amaneceres tardíos.
Una grata sensación de libertad,
exenta de las reverberaciones
de la realidad.
Desdén empobrecido
por las encrucijadas del destino.
Y un viento empeñado en silbarme
siempre desde la misma ventana,
que me recuerda el porqué;
Empíricamente insostenible,
sutilmente inalcanzable.

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