el bosque del poema

la poesia debe estar siempre en la mano de los que la sienten, y en el futuro de los que no.

Afortunados

Elogios de seda que se deslizan por mi piel,
acotando el significado de mil palabras en una sola caricia.
Desnudez que se refleja más allá de mi cuerpo,
que se asemejan a una mirada escondiendo un deseo.
Carrera interminable que persigue a esta noche
que se nos escapa de las manos en lo que dura un suspiro.

Y viene el día y la luz que entra por la ventana
se funde entre las sabanas teñidas de dicha y tristeza.
Se fuga el tiempo enredándose en una tocata que ha de concluir pronto.
y sin mediar palabra la puerta se entorna dejando ir tras de sí
lo que ahora es una sombra en la casa.

Afortunada la mujer que guarda una ausencia,
pues donde hay ausencia, hay alguien que a ratos la llena.
Afortunado el hombre que debe ir a algún sitio.
Porque donde hay ir, hay volver.
Afortunado el día en que ellos se cruzaron,
Pues sobre el se construye una historia
que jamás encontrará fin.

0 comentarios:

Publicar un comentario