el bosque del poema

la poesia debe estar siempre en la mano de los que la sienten, y en el futuro de los que no.

A media pensión

Cómo un pájaro sin voz, 
cómo un libro sin letras, 
cómo una mañana sin sol 
o un corredor sin meta. 

Un maldito tic-tac persigue a su cenicienta,
un cuento sin final al que se agotaron las ideas. 
Piso fuerte y sonrío y en voz baja me doy aliento,
lo que hoy no pudo ser, mañana se lo llevará el viento. 

Pasa el tiempo y nada pasa, 
pasa presto el devenir, 
pues vienes pasas y arrasas 
y va pasando aquel vivir.

Cae la noche, llega el día
y todo sigue siendo así.
Ya en la tarde melodía
que pronto llega a su fin.

Cae la noche, llega el día
y necesito tu latir.
una momento de enantía,
pues la tarde toca a su fin. 

Ya sin nada entre mis manos, 
ya sin nada que abrazar, 
pasan las noches en vano, 
y tardes felices queriendo más.