el bosque del poema

la poesia debe estar siempre en la mano de los que la sienten, y en el futuro de los que no.

A media pensión

Cómo un pájaro sin voz, 
cómo un libro sin letras, 
cómo una mañana sin sol 
o un corredor sin meta. 

Un maldito tic-tac persigue a su cenicienta,
un cuento sin final al que se agotaron las ideas. 
Piso fuerte y sonrío y en voz baja me doy aliento,
lo que hoy no pudo ser, mañana se lo llevará el viento. 

Pasa el tiempo y nada pasa, 
pasa presto el devenir, 
pues vienes pasas y arrasas 
y va pasando aquel vivir.

Cae la noche, llega el día
y todo sigue siendo así.
Ya en la tarde melodía
que pronto llega a su fin.

Cae la noche, llega el día
y necesito tu latir.
una momento de enantía,
pues la tarde toca a su fin. 

Ya sin nada entre mis manos, 
ya sin nada que abrazar, 
pasan las noches en vano, 
y tardes felices queriendo más.



Mirando atrás

No ha pasado tanto tiempo, aunque quien lo diría, si le contara lo que hace no demasiado viví.
Mirando fotos, etiquetando recuerdos, mirando hacia dentro para ver tus propios esquemas rotos.
Tan solo giré una esquina y sin darme cuenta estoy  más lejos de lo que mi imaginación nunca llegó a soñar y es que la vida cambia, las cosas dan giros imprevisibles y cuando sabes aprovecharlo un día te paras a recodar y ves que el camino llega exactamente donde tenía que llegar.
Recuerdo momentos de pasado, casi como si de una película se tratara y desde aquí me digo que todo mereció la pena.

Decisiones que te llevan a vivir situaciones diferentes, decisiones que dan sentido a la vida, decisiones que sin saber muy bien donde llevan, tomamos casi sin darnos cuenta.
Los caminos no están marcados, solo ligeramente señalizados para darte la oportunidad de descubrirte a ti mismo.

Agradezco enormemente mi pasado, porque sin él yo hoy no estaría aquí, orgullosa de estar dónde he llegado. De vez en cuando está bien darse cuenta de cuanto debes a tus decisiones cuando te descubres feliz en el presente mirando atrás.

Billete de ida y vuelta

Es pronto, pero el reloj en su incansable intento por ser puntual
suena más pronto que de costumbre.
Cuesta levantarse, y aun más sabiendo el destino de mis pies.
Salgo por la puerta, pero mi corazón se queda bajo las sábanas de la esperanza.
Mis ojos te buscan por la calle, te encuentran bajo la tenue luz de las farolas,
alumbrando como siempre mi día, mi vida.
Me voy triste y cansada, pero se que según emprendo el viaje, ya estoy volviendo a mi hogar,
volviendo a ti.
Espérame, y cógeme la mano en mi ausencia porque estoy ahí;
Queriéndote como siempre.
Otro billete más de ida y vuelta con nuestros nombres en él.
Aunque como siempre en realidad nunca me he ido,
me he quedado como siempre, esperando en tu corazón.

Afortunados

Elogios de seda que se deslizan por mi piel,
acotando el significado de mil palabras en una sola caricia.
Desnudez que se refleja más allá de mi cuerpo,
que se asemejan a una mirada escondiendo un deseo.
Carrera interminable que persigue a esta noche
que se nos escapa de las manos en lo que dura un suspiro.

Y viene el día y la luz que entra por la ventana
se funde entre las sabanas teñidas de dicha y tristeza.
Se fuga el tiempo enredándose en una tocata que ha de concluir pronto.
y sin mediar palabra la puerta se entorna dejando ir tras de sí
lo que ahora es una sombra en la casa.

Afortunada la mujer que guarda una ausencia,
pues donde hay ausencia, hay alguien que a ratos la llena.
Afortunado el hombre que debe ir a algún sitio.
Porque donde hay ir, hay volver.
Afortunado el día en que ellos se cruzaron,
Pues sobre el se construye una historia
que jamás encontrará fin.

Insomnio

Tic, tac, tic, tac...
El tiempo pasa,
sudores fríos tan ardientes como estar en el propio infierno.
un pinchazo persistente en el pecho...
Y deslizarse grotescamente al abismo del pensamiento.

Tic, tac, tic, tac...
Empieza de nuevo,
mis venas segregan veneno.
Neuronas gimiendo,
espantadas de su propio aliento.

Tic, tac, tic, tac...
El dolor se regocija en mi cuerpo,
cadáveres del pasado que devuelve el viento.
escuecen los ojos agónicamente abiertos,
buscando desesperados consuelo a su lamento.

Tic, tac, tic,tac...
Ahora lo entiendo,
Es Mara atentando a mis sueños.
Cubriéndome por completo de velos,
que me impiden estar durmiendo.

Tic, tac, tic, tac...
Aun puedo sentirte a mi lado,
en un segundo de lucidez
pude cogerte la mano,
Pude desterrar el pasado,
ese que tanto nos aterra
y nos deja desamparados.

Tac, tic, tac, tic...
Ya mi terror se consume
y las últimas gotas del insomnio se están acabando,
ahora se que sigues cerca,
ahora comprendo que nada ha cambiado.

tic, tic, tic, tic...
Por fin mis ojos se van cerrando,
por fin mis labios te han encontrado,
ahora el amor mece mis sueños,
Porque comprendí que de nuestro dolor somos dueños.

Tanto tiempo

Tanto tiempo desenredando las los tirones del olvido,
deseando que fueras tu él que meciera mis desalientos.
Esperando verte aparecer de nuevo tras mi puerta,
en la que invertimos tanto miedo e ilusiones al construir
esa que tanto dolor nos costó acumular en la cuenta corriente del pasado.

Pero ahora estás aquí,
nos deslizamos camuflados entre días extraños,
demasiado veloces para alcanzarlos al galope,
montados en una cama de consuelo y esperanza,
que encontramos a la vez que nuestros ojos se volvieron a encontrar.

Te prometo compañero que siempre podrás encontrarme ahí,
que siempre podrás liquidar mi amor
paseando por las calles del porvenir,
y sonriendo en medio de la oscuridad.
Dando saltos en una colina de muelles
que se disparan cuando por fin llegas a mi.

Aunque el desasosiego amenace con llovernos,
aunque el tiempo quiera deshacernos,
aunque la esperanza no se fíe de nosotros.
Yo siempre me quedaré a tu lado;
tu siempre me tendrás ahí.




Espinas y Miel

Nunca es lo que parece, pero tampoco es de otra manera.
Se pueden ignorar los espacios en blanco de la vida,
pero nunca, bajo ningún concepto, se les debe dejar marchar sin más.
Son cinco, ni uno más ni uno menos, los borrones de estas fechas.
Cinco prioridades y sólo una realmente importante; reconocerme en mi propia voz.
Por fin la paz.
Suena una tenue música de fondo, es mi pasado, quiere que seamos amigos y esta vez sí lo seremos.
No renuncio, solo elegí por primera vez sin que nada ni nadie pudiera impedírmelo.
Ahora me encuentro aquí, en medio de la vida que he elegido, feliz, exhausta pero feliz.
A punto de cambiar la dirección pero no el rumbo, aceptando el camino que me trajo hasta aquí.
Y al abrir los ojos por fin sin velos, veo los regalos más valiosos que la vida me ha hecho.
Gracias vida. Gracias universo. ¡Gracias!