Ya no soy aquella niña a la que vestir con horribles vestiditos, a la que exponer ante conocidos y desconocidos, la perfecta y bella niña, dulce y tierna y sobre todo aquella niña que jamás protestó por nada.
Lo que pasa es que ya no sabéis quien soy y ni siquiera os molestáis en averiguarlo, en descubrirme, en confiar en mi.
Consecuentemente, mi paciencia se ha ido mellando, hasta el punto de olvidaros en pocos días cunado me voy. No os necesito, aunque a veces me queráis y quieran hacerme creer lo contrario. Muchos dicen que es una prueba, que utilice la compasión, pero, es tan difícil hacerlo cuando al dar amor, las personas que debían amarte sólo piensan en si mismas...
Y lamentablemente sé que si lloráis no lo hacéis porque esté aquí y no quiera volver, sino porque en el fondo de vuestro ser, sabéis de sobra que la culpa es vuestra.
Por ahora no diré más. Pero por favor abstenerse de volverme a llamar del mismo modo que siempre.
Desantentamente:
Un corazón herido.
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