Los campos siguen helados,
el sol aun no calienta,
está de adorno en el cielo;
ya es Febrero
Dos cigüeñas queriéndose: Hidegger yWittgenstein
me miran desde una ventana
de su casa sin paredes.
Me preguntan por la duda
y no se que responder.
Mientras una nube firma en el suelo,
recuerdo que antes escribía sobre personas y sentimiento
de belleza y de colores,
y sobre todo firmaba
con la pluma de muerte y vida.
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