Nuestro testigo es el silencio;
mudo en inalterable.
El vigilante;
la invisibilidad que esconde un deseo.
En tu presencia
mi piel elucubra sobre la tuya,
y entre nuestros labios,
salen palabras vestidas de frío.
Como dos almas furtivas
jugando en el exilio de las extremidades.
1 comentarios:
Me gusta cómo lo tienes ahora =)
Respecto a la poesía, eso es lo que siempre queda en la práctica: silencio.
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