Hoy estaba dudando si escribir: sobre Sibila, sobre silencio, sobre chocolate, sobre la insatisfacción circunstancial o sobre el límite que insaciablemente la raza humana traspasa constantemente para conseguir algo, pero esperaré a otra ocasión.
No obstante, acabo de decidir hablar sobre las espera, a raíz de escuchar una frase que rezaba; “Esperar es perder el tiempo”. Mi posición ante esta frase está utópicamente a favor y en contra.
A veces, esperar es no querer hacer nada, es dejarse llevar por la situación sin tomar parte de ella, es dejar pasar el tiempo; dejar que llegue el momento de que el viento sople dirección Norte.
Pero otras veces, esperar es: colaborar a tomar decisiones, es dar tiempo para reflexionar, es dejar que todo se asiente para actuar viendo con más claridad, esperar es, a veces, crear más necesidad, expectación o satisfacción a la hora de recibir lo esperado.
Se puede esperar por varias razones y a varias cosa, diferenciando entre: necesarias, innecesarias, evitables e inevitables, con sus consecuentes combinaciones entre ello, por ejemplo; esperar el bus, esperar una respuesta, esperar el momento, esperar al estado de animo, esperar una nota o noticia, esperar a alguien, esperar al último momento…
Normalmente la espera es innecesaria y evitable, pero dime ¿Cuál es el límite que lo convierte en necesaria e inevitable? Esa razón sólo le pertenece a quien hace esperar…
Pero eso sí, y creo que en esto coincidiremos la mayoría, la Espera es el mayor castigo sufrido por aquel que desea verdaderamente pasar a la acción que se esconde tras esa agónica espera.
En este caso ¿Esperar es necesario o es perder el tiempo?
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